Ya había sugerido en este mismo blog en 2021 que la hipótesis no demostrada de
que los tiburones podrían «equivocarse» cuando muerden a un humano al confundir su silueta con la de una presa natural como una foca o una tortuga es inadmisible.
Hoy, mi postura se ha visto confirmada científicamente en un artículo (aqui en
ingles) que acabo de publicar con mi colega Carl Meyer, de la Universidad de Hawai.
Hemos realizado una revisión exhaustiva de las menciones a esta hipótesis en la
literatura desde su aparición en los años 70. Hemos demostrado que nunca ha sido (realmente) probada, incluso en el artículo de 2021 de Ryan et al. que se basa en una simulación por ordenador que muestra la convergencia entre la huella retiniana en los tiburones de un surfista y la de una foca. Aunque esto parece convincente, ¡no significa que el tiburón confunda realmente a ambos! Nuestra conclusión es que la hipótesis de la exploración (o investigación) es probablemente la mejor porque explica el mordisco y el escupitajo (‘bite-and-spit’), pero también los demás mordiscos. De hecho, como se explica en el artículo, los tiburones, curiosos por naturaleza, exploran constantemente su entorno para probar nuevas presas y, siempre que sean lo suficientemente atrevidos y «arriesgados», algunos tiburones – muy escasos- prueban a veces a los humanos como presas no naturales. Después, o bien abandonan a esta presa (sobre todo por su falta de gusto al no contenir suficiente grasa) o bien continúan su depredación (sobre todo si su estado de saciedad y su hambre irrefrenable se lo sugieren). En resumen, ¡no hay que tener miedo a todos los tiburones! Porque ‘no se equivocan’ y la mayoría de las veces huyen de los humanos…

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